VITRINA 59. Envía Isabel . Avilés (Asturias)
LOS DIABLICOS son unos de los muchos seres que pueblan la mitología asturiana.
Tienen
aspecto de babosas o de pequeños lagartos negros. Se obtienen de los
ojos de un gato negro introducidos en las huevos de una gallina, también
negra. Se introducen en el estiércol del caballo, y al cabo de un mes,
tras invocar todas las noches al Diablo, se generan los Diablicos que
trabajarán incansablemente para su amo, realizando las tareas de la casa
y el campo.
Deben guardarse en una olla de barro o un canuto de boxe y
para alimentarlos hay que darles limaduras de hierro.
Cuando se quiera
dinero bastará con decirles: "Quiero dinero", y lo concederán, pero no
debe emplearse en limosnas, misas u obras de caridad porque es dinero
proporcionado por el demonio.
Se dice que escuchan por los caminos las
conversaciones ajenas para contárselas a sus dueños, y que con sus
hechizos pueden apoderarse de la voluntad de las doncellas para
ofrecérselas a sus amos.
En algunas historias se introducen por las
cerraduras de las puertas para robar las cosas de valor.
Los Diablicos o
Diabrecos aparecen mencionados en el llamado "Libro de San Ciprian", un
grimorio de magia negra donde se recopilan conjuros para provocar
tormentas, convocar a Lucifer, confeccionar talismanes, filtros para
enamorados, etc...
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