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Mi compañera y amiga se había salido a la puerta del trabajo a echarse un cigarrito.
- Esto olerá a chocolate pero está malísimo
- ¿A chocolate?
- Sí, es tabaco que huele muy bien pero no vale nada.
- A ver la cajetilla... ¡Anda, se llama "Black devil", el diablo negro!
- ¡No me digas! No me había percatado. Mira, para el Museo del Diablo...
- ¡Claro! Cuando se te acabe me lo regalas y lo pongo en la vitrina.
- No, tómalo ya. Sólo queda uno pero no lo quiero. Ponlo en el Museo.
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