jueves, 12 de julio de 2012

MUSEO DEL DIABLO. Vitrina 59

 VITRINA 59. Envía Isabel . Avilés (Asturias)
LOS DIABLICOS son unos de los muchos seres que pueblan la mitología asturiana.
Tienen aspecto de babosas o de pequeños lagartos negros. Se obtienen de los ojos de un gato negro introducidos en las huevos de una gallina, también negra. Se introducen en el estiércol del caballo, y al cabo de un mes, tras invocar todas las noches al Diablo, se generan los Diablicos que trabajarán incansablemente para su amo, realizando las tareas de la casa y el campo. 
Deben guardarse en una olla de barro o un canuto de boxe y para alimentarlos hay que darles limaduras de hierro. 
Cuando se quiera dinero bastará con decirles: "Quiero dinero", y lo concederán,  pero no debe emplearse en limosnas, misas u obras de caridad porque es dinero proporcionado por el demonio.

 Se dice que escuchan  por los caminos  las conversaciones ajenas para contárselas a sus dueños, y que con sus hechizos pueden apoderarse de la voluntad de las doncellas para ofrecérselas a sus amos. 
En algunas historias se introducen por las cerraduras de las puertas para robar las cosas de valor. 
Los Diablicos o Diabrecos aparecen mencionados en el llamado "Libro de San Ciprian", un grimorio de magia negra donde se recopilan conjuros para provocar tormentas, convocar a Lucifer, confeccionar talismanes, filtros para enamorados, etc...

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